Joaquín Fernández y su compañero de cordada Raúl Muñoz se lanzaron al reto de escalar los Mallos situados en la localidad oscense de Riglos, en el Prepirineo, una formación geológica que alcanzan los 275 metros de altura en grandes paredes verticales.
El dúo emprendió tres de sus rutas, muy difíciles técnicamente por su característica superficie rocosa, unos sedimentos con cantos rodados cementados por grava y arena.
"Estos monolitos de roca conglomerada son un símbolo del alpinismo aragonés y español. Un lugar en el que se han escrito grandes gestas en la apertura de espectaculares rutas, siendo una de las mecas para los escaladores de todo el mundo", comenta Joaquín.
"Elegimos tres rutas con diferentes características:" -dice el alpinista- "una por su belleza, otra por su dificultad y otra por su historia, repartidas entre Agüero y Peña Rueba y Riglos", una zona que fue declarada en 2016 Monumento Natural por el Consejo de Aragón.
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Eres muy grande Joaquin.Un abrazo
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