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15 de junio de 2012

CARTA al Club Tiro con Arco Aranjuez

Sobre el Monte Parnaso
José González, delegado de Medio Ambiente

Estimada Sra. Ortega.
Me congratulo y soy partícipe de su preocupación por el denominado Cerro Parnaso, un lugar emblemático en Aranjuez, desde el punto de vista natural e histórico, no obstante hace siglos se ubicaba en la cumbre de este cerro un mirador. Aunque algunos de los datos que aporta no son rigurosamente precisos, estoy totalmente de acuerdo con usted en que la «restauración paisajística» a la que usted alude, realizada hace unos años, es una «chapuza» (ni se trata de una restauración y mucho menos es paisajística), y una forma más de mal gastar y dilapidar el dinero público, algo muy habitual en los ocho años gobernados por el partido socialista; y digo esto último porque fue el anterior gobierno el responsable de derrochar el dinero que se invirtió en realizar una fracasada repoblación con algunas pocas especies, algunas de ellas ni siquiera están recogidas en el catálogo de especies gipsícolas que medran en estas latitudes, y esto último se lo digo no en mi condición de concejal sino de ingeniero técnico forestal que algo sabremos de repoblaciones.
No obstante, personalmente informé del asunto a la entonces portavoz del principal partido de la oposición, hoy alcaldesa, de que lo ejecutado en el Cerro de los Frailes era demasiado caro ateniéndonos y conforme a las calidades y unidades de obra ejecutadas. Sin embargo este paraje ha tenido y tiene por sí solo una gran importancia florística y entomológica, por lo que se debe preservar, por ello la invito a que lea y consulte los libros Riada 5 y Riada 6 para que pueda documentarse adecuadamente al respecto.
El Cerro del Parnaso está formado por margas yesíferas y yesos; estos suelos conforman un paisaje tan denostado como singular y desconocido para la inmensa mayoría de los ciudadanos.
En estas zonas, carentes de un estrato forestal arbolado, se congregan un gran número de formaciones vegetales de porte arbustivo y una serie de matorrales y abundantes herbáceas adaptadas a unas condiciones de vida extremadamente austeras. La vegetación gipsófila se nos presenta como un complejo entramado de mezclas y mosaicos, en diferentes gradaciones y con interrelaciones y transiciones de diverso signo, como sucede en todo el ámbito mediterráneo.
La vegetación gipsícola figura como hábitat prioritario (1520) según la Directiva 92/43/CEE de 21 de mayo de 1992 (conocida como Directiva de Hábitats) y se enmarca con el nombre de: «Vegetación gipsícola ibérica (Gypsophiletalia)». Esta protección es un reconocimiento europeo a la singularidad, rareza y en numerosas ocasiones exclusividad de las especies de flora con las que cuenta este biotopo, y al elevado elenco botánico que paralelamente lleva implícito. Por tanto, a pesar de lo agreste y yermo que pueda parecer este paisaje vegetal compuesto por un conjunto de lomas y «cerros pelados», erosionados y polvorientos,de un suave color grisáceo, se esconde uno de los ecosistemas con mayor biodiversidad de la región, «punto caliente en biodiversidad», que acoge muchas más especies que las que se acumulan en el interior de bosques tan reconocidos como los hayedos o muchos de los pinares que se encuentran distribuidos dentro o fuera de Madrid.
En cuanto a su riqueza entomológica puedo asegurarla Sra. Ortega, que no sólo vuelan mariposas, sino que este cerro aglutina una gran diversidad de insectos, incluidos algunos endemismos descubiertos hace pocos años como es el caso de Plagionotus marcorum o Criptocephalus bahilloi. ¿De verdad queremos proteger nuestro medioambiente?...
La influencia antrópica en las comunidades vegetales y faunísticas condiciona su diversidad y densidades de población. De modo general podemos afirmar que la actividad humana sobre la naturaleza produce su regresión, esto es, una pérdida de complejidad y organización del ecosistema, que queda de manifiesto, entre otros fenómenos, por la disminución de la diversidad y el auge de las especies oportunistas.
Que se regulen las actividades en estos enclaves no es un capricho del concejal delegado de Medio Ambiente Sra. Ortega, sino que más bien es su responsabilidad preservar que estos espacios naturales se mantengan lo mejor posible para las próximas generaciones. Y habrá que concienciar a la ciudadanía, o mejor dicho, a esa minoría de ciudadanos que se saltan las normas y no son respetuosos con el medio que les rodea, es decir, aquellos a los que usted dedica la otra parte de su carta.
Creo sinceramente Sra. Ortega que podemos encontrar un espacio propicio en el municipio más extenso de la Comunidad de Madrid, después de la capital, como es Aranjuez, para que ustedes practiquen su deporte favorito y sea compatible con la naturaleza, y posiblemente, si me permite expresar mi humilde opinión, si hubiésemos dedicado el tiempo en escribir sendas cartas a cambiar impresiones en cualquier despacho del Ayuntamiento, le aseguro que ya tendríamos solucionado el problema.
Quedo a su entera disposición y será para mí un placer conocerla personalmente si usted lo decide así. Muchas gracias por su atención.

CARTA DEL CLUB DE TIRO CON ARCO ARANJUEZ

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