Josete y Rubén, a romper el techo del Mundial

Texto y Fotos: José Angel Rodríguez. Dos ribereños del Club Karate Aranjuez viajan este fin de semana a Tesalónica (Grecia) con el afán de romper el techo marcado en el último Mundial de Kick-boxing. José Antonio López, “Josete”, y Rubén Rodríguez pelearán por regresar a casa con una hazaña digna de los trabajos hercúleos. Superar las dos medallas de oro que trajo de Ucrania el ya heptacampeón mundial no será fácil pero ellos están dispuesto a lograrlo.

Josete y Rubén ultiman su preparación en el Club Karate Aranjuez bajo la supervisión del maestro Antonio Díaz. Paralelamente a las competiciones anuales (Madrileño y Campeonato de España) los trabajos específicos con vista a la cita mundialista se desarrollan desde el mes de mayo.
Para la competición griega, Josete (27 años) intentará repetir el doblete en éste su séptimo Mundial en las modalidades de semi y light-contact y lo hará en su peso “de toda la vida”, como él mismo comenta: -65 kilos. Rubén (19 años) debuta en un mundial senior. Su experiencia en el pasado mundial junior le será muy positiva para intentar el asalto a las medallas en las mismas disciplinas en -75 kilos.
Ellos dos son los únicos representantes de la Comunidad de Madrid en la selección nacional. El equipo A está compuesto por 8 integrantes con sólo una chica en sus filas. El equipo B tiene a once miembros con dos mujeres. En esta escuadra se inscribe Rubén, puesto que él ha tenido que correr con todos sus gastos de participación en la competición. Unos 2.000 euros en estos tiempos de profunda crisis y donde las ayudas para los deportes minoritarios, aun exitosos, ya no llegan ni desde la Federación Española. Ni de los organismos internacionales, que de momento han eliminado el Campeonato de Europa del calendario.
Sin embargo en la concentración no hay diferencia alguna. Todos son iguales, todos defienden a España. Y por supuesto, Rubén y Josete compartirán la habitación en el hotel.
Los ribereños –actuales bicampeones de España- viajan con expectativas muy diferentes a un Mundial con 3.000 participantes.
Josete tiene la presión de ser el más veterano de la selección nacional (y no por su edad) y de intentar volver a hacer dupla. La exigencia es máxima y aunque la palabra fracaso no le duela en los oídos, sumar oros mundiales por parejas desde 2009 es un reto complicadísimo. Un oro mínimo es el escalón más bajo que se ha marcado.
Rubén tiene claro que lo suyo es adquirir experiencia internacional pero sin descartar, en absoluto, el asalto al podio. Su juventud y su fuerza son una incógnita para los rivales y esa puede ser su baza a jugar.

Su maestro asegura que hay que ir a por todas, claro, pero sin olvidar disfrutar con lo que se hace. Opina que es un orgullo ser miembro de la selección y que los premios están ahí, al alcance del buen trabajo realizado hasta ahora y a la combinatoria adecuada de varios factores incontrolables... como los horarios, por ejemplo.
El “caos” organizativo en estos grandes eventos es siempre un reto a superar por el competidor. Apenas se sabe nada de qué día y a qué hora le toca a uno saltar al tatami. Baile de pesos y modalidades es lo habitual, por lo que la plena concentración durante toda la jornada –a veces maratoniana- es primordial. En este aspecto la fortaleza mental es importante y será uno de los puntales que Josete le ofrezca a Rubén.
Luego está la normativa tan flexible que impera en la Federación Internacional. De un Campeonato Nacional a un Europeo y de éste a un Mundial puede variar sistemáticamente. No es la primera vez que los pupilos de Díaz han tenido que cambiar sobre la marcha toda la estrategia adquirida durante meses porque el mismo día de la pelea les han informado de que los tiempos de los asaltos tienen otra duración a la estipulada previamente.
La adaptación a todos estos factores (más la caprichosa suerte) determinará el devenir de la competición. Ucranios son los rivales a priori más temibles para cada uno de los nuestros. El de Josete es un chico muy joven, principal exponente de esta potente selección una vez retirado forzosamente su “archienemigo” al no alcanzar nunca al ribereño. A Rubén le cae en turno un púgil con los colmillos más retorcidos pero en franca decadencia y a quien el arancetano espera mandar a la reserva.
Sea como fuere, el éxito o la decepción, la constancia parece ser el lema de ambos. Así lo define el maestro Díaz. Josete es constante desde hace años en su cima. Rubén espera llegar gracias a ella. El primero dice que con 30 años podría dejarlo en plena cúspide. Al segundo ya le ha llegado el turno de ser su relevo.